La Semana de la Memoria El caso del “desaparecido-detenido” en plena democracia Mónica Pérez viuda de Fischer, fue detenida junto a su marido, Marcelo (falleció el 20 de marzo de 2006), el 5 de diciembre de 1975 en la terminal de ómnibus de Concordia. “Tenemos que recordar que había un gobierno constitucional en manos de María Estela Martínez de Perón con su famoso ministro López Rega. En la provincia de Entre Ríos el gobierno de Enrique Tomás Cresto”, rememoró. Su esposo estuvo “desparecido-detenido” durante 9 meses. Durante parte de su cautiverio fue torturado en una casa ubicada en Paraná y la detención, según la documentación a la que pudo acceder, fue ordenada por el entonces gobernador. A 32 años de aquel hecho, manifiesta su indignación por el nombramiento de una calle de la ciudad con el nombre del “torturador civil más grande que tuvo la provincia”. Su caso era relatado anoche en la jornada organizada en el Profesorado de Sociales por Agmer.
Mónica Pérez fue detenida junto a su marido, Marcelo (falleció el 20 de marzo de 2006), el 5 de diciembre de 1975.
Todo se debió a las elecciones que se avecinaban en el Centro de Empleados de Comercio. Marcelo era encargado administrativo e integraba una lista opositora al oficialismo, que era avalada por “el intendente de la ciudad y por el gobernador Enrique Tomás Cresto”. La campaña la realizó en base a denuncias sobre malversación de fondos que se producía en el gremio. También denunciaba “contubernios” entre las empresas constructores de la represa de Salto Grande y el gobierno provincial.El 26 de septiembre de ese año, Mónica y su novio en aquel entonces, vieron en una dedicatoria del gobernador Cresto en una fiesta del Centro de Empleados de Comercio, un presagio de lo que iba a sucederles. “El gobernador levanta la copa y esta frase me va a quedar en mi mente hasta el día que me muera: ‘brindo por las ovejas descarriadas que si no vuelven voluntariamente la haremos aunque sea a la fuerza al redil’”, recordó Mónica.Primero fueron las amenazas telefónicas. Y luego, la noche que esperaban en la Terminal para despedir a una hermana de Mónica que iba a viajar a Rosario, de pronto vieron “muchísimos efectivos de la Policía con numerosos Falcon sin identificación, y autos y camionetas de la Policía”. La mujer recuerda que Marcelo dijo: “quien sabe que será el pobre desgraciado que viene a buscar. Cinco minutos después estábamos tirados en el suelo los dos”.La docente jubilada estuvo casi 48 hs. en la Jefatura de Policía. La torturaban psíquicamente aludiendo: “más que a la militancia política que pudiera tener era generarme miedo por mi condición de mujer y lo que podían hacer conmigo”. Sólo recuerda el nombre de un policía que la detuvo, de apellido Romeau. En cambio, a Marcelo después de golpearlo, lo llevaron a la casa de sus padres para requisarla. A la noche del día siguiente lo llevaron a Paraná. En el cruce de las rutas 14 y 18, en unos galpones de frutas que aún existen, frenaron e hicieron un simulacro de fusilamiento.En la capital de la provincia, Marcelo fue retenido en la II Brigada de Caballería Blindada y posteriormente en una casa ubicada en el Balneario llamado “La Toma Vieja”. “Creo que fue uno de los pocos presos políticos a disposición del PEP (Poder Ejecutivo Provincial). Después lo pude ver, el pedido de captura venía de la Casa Gris”, expresó. El argumento de la detención fue que era “perturbador de los gremios e interferir en el normal desenvolvimiento de la represa”. La denuncia está firmada por miembros de la CGT, las 62 organizaciones Peronistas, el interventor del Ministerio de Trabajo y el pedido de captura directamente “hecho por el gobernador: Enrique Tomás Cresto”. En la casa, Marcelo estaba en manos de “la prolongación de la Triple A en Entre Ríos: acá se llamó Comando Paraná. Eran paramilitares y los que accionaban en la tortura era gente del Sindicato de Cirujas de Paraná”, señaló la docente jubilada.A los tres días de haber sido detenido, apareció un panfleto donde se lo describía como “judío bolchevique adiestrado en Cuba con su mujer está donde tiene que estar”. Luego de investigar donde se imprimió, averiguaron que la imprenta pertenecía al “papá de un hombre joven, de mi edad, casado con una locutora de radio muy relacionado con el teatro y que fue director de Cultura”.“Yo no me quedé quieta”, recordaba Mónica. El secuestrado fue llevado posteriormente a una casa antigua donde accionaba la Policía de Investigaciones de la Provincia. A la mujer, por teléfono, le indicaron donde quedaba la casa y viajó a Paraná. Luego de ingresar a la vivienda, preguntó y nadie conocía a Marcelo Fischer. Excepto una persona que le dijo que estaba en los fondos de la casa. A las dos de la tarde, entró de nuevo y comenzó a los gritos. “Me lo trajeron; ahí lo vi torturado. Hable cinco minutos y el casi no hablaba de tan torturado que estaba. Solo alcanzo a decirme: ‘me parece que me van a «blanquear». Pero me pueden matar también’”.Poco tiempo después, se enteró de que estaba en la cárcel de Paraná. Mónica se casó en la cárcel el 23 de marzo del 76. El 10 de septiembre del 76 quien ya era su marido salió en libertad. La denuncia por amenazas, privación ilegítima de la libertad, apremios ilegales y robo fue presentada en los tribunales locales el 29 de diciembre de 1983. “No prosperó para nada”, dijo Mónica.Cuando se enteraron de que San Luis, al norte de San Lorenzo, iba a ser rebautizada como “Gobernador Enrique Tomás Cresto” Mónica y su marido se opusieron porque consideraban que se iba a galardonar “al torturador civil más grande que tuvo la provincia, por lo menos en los tiempos modernos”. Como no consiguieron que el Concejo Deliberante se oponga, publicaron una carta dirigida al ex-concejal y profesor de historia, Heriberto Pezzarini (Marcelo Fischer fue alumno suyo en la secundaria).“Siempre preocupado si la fundación de Concordia fue acá o allá, nunca se preocupó que pasó con su alumno. El fue uno de los que propuso que la calle se llame Enrique Tomás Cresto”, indicó.“Mi hija mayor Yael tiene 14 años y me preguntó: ‘si ese señor Cresto lo torturó a papá ¿Por qué una calle de Concordia lleva su nombre’”. También le preguntó que hubiese pasado si su padre hubiese muerto en la tortura. “¿En que plaza hubiese figurado el nombre de él?. El intendente Cresto premió a las madres que hay en Concordia declarándolas ciudadanas ilustres ¿a la abuela María la hubiese declarado ciudadana ilustre si el matador hubiese sido su propio padre, el gobernador?”.